martes, 21 de agosto de 2012
El qué y el porque de la educación musical
La educación musical es una actividad pedagógica, que involucra diversos aspectos del desarrollo del niño. Específicamente en el nivel inicial de educación musical comprende un conjunto de actividades que le permiten al niño manejar su voz, afinar su oído, desarrollar su sentido rítmico natural y expresarse corporalmente mediante ella. Todas estas actividades estas integradas de manera equitativaen un programa variado, significativo, interesante y diversificado de acuerdo a la edad y demás características del grupo de niños
La educación musical puede ser concebida o como un medio o como un fin en si misma. Como medio, la educación musical nos permite motivar, desarrollar o reforzar nociones propias de otros aprendizajes. Concretamente podemos desarrollar nociones lógico matemáticas, o juegos musicales. Como fin en si misma, constituye un excelente vía de expresión, comunicación y creación que ejercita nuestra sensibilidad humana, la inteligencia creadora y la imaginación
Su importancia ha sido reconocida desde el principio de las civilizaciones, por ello grandes pensadores como Platón, Aristóteles, Montaigne, Rousseau, Goethe asignaron a la música un papel educativo de mayor significación. En la actualidad, se reconoce que la música juega un importante rol que favorece y dispone positivamente al niño, forma su personalidad, sus sentimientos, su cuerpo y su inteligencia
La actividad musical se desarrolla en función de juegos, en tanto estos sintetizan la realidad con la fantasía; el aprendizaje, con la vida. Al respecto Pescetti afirma que “los juegos son herramientas de la alegría, y la alegría, además de valor en si misma es una herramienta de la libertad” a la par sostiene “si el sistema educativo se atreviese a jugar no habría mas que se coherente con lo que tanto afirma: que el juego es un factor esencial en el buen desenvolvimiento físico y psicológico de los niños....
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EL JUEGO COMO APRENDIZAJE Y ENSEÑANZA :
Educar a los niños a través del juego se ha de considerar profundamente. El juego bien orientado es una fuente de grandes provechos. El niño aprende porque el juego es el aprendizaje y los mejores maestros han de ser los padres
Como adultos tendemos a pensar que el juego de los niños es algo demasiado infantil como para convertirlo en parte importante de nuestra vida, y no es así. Para los niños, jugar es la actividad que lo abarca todo en su vida: trabajo, entretenimiento, adquisición de experiencias, forma de explorar el mundo que le rodea, etc. El niño no separa el trabajo del juego y viceversa. Jugando el niño se pone en contacto con las cosas y aprende, inconscientemente, su utilidad y sus cualidades.
Los estudios de la historia de los juegos demuestran las funciones de la actividad lúdica de la infancia: biológicas, culturales, educativas, etcétera. Los juegos marcan las etapas de crecimiento del ser humano: infancia, adolescencia y edad adulta. Los niños no necesitan que nadie les explique la importancia y la necesidad de jugar, la llevan dentro de ellos.
El tiempo para jugar es tiempo para aprender. El niño necesita horas para sus creaciones y para que su fantasía le empuje a mil experimentos positivos. Jugando, el niño siente la imperiosa necesidad de tener compañía, porque el juego lleva consigo el espíritu de la sociabilidad.
Para ser verdaderamente educativo, el juego debe ser variado y ofrecer problemas a resolver progresivamente más difíciles y más interesantes. En el juego, se debe de convertir a los niños en protagonistas de una acción heroica creada a medida de su imaginación maravillosa. Su desbordante fantasía hará que amplíe lo jugado a puntos por nosotros insospechados.
El niño explora el mundo que le rodea. Realmente ha de explorarlo si quiere llegar a ser un adulto con conocimientos. Los padres han de ayudarle en su insaciable curiosidad y contestar a sus constantes porqués.
Los niños, aunque tengan compañeros de juegos reales, pueden albergar también uno o varios compañeros imaginarios. No será raro ver a los niños hablar en tonos distintos de voz y tener una larga y curiosa conversación consigo mismo, está jugando.
La óptica del niño sobre el juego es totalmente distinta a la del adulto, ninguno de los motivos que mueven a éste a jugar interviene en el juego del niño.
Para educar jugando, hemos de ser capaces de hacer propiedad e idea de los pequeños cualquier iniciativa u orientación que les queramos dar, como si la idea hubiera surgido de ellos. Sus « inventos » les encantan.
Para el niño no existe una frontera claramente definida entre el sueño y la realidad, entre el juego y la vida real. El procura seleccionar, comprender e interpretar aquello que más le interesa.
Con experiencias logradas con el juego, el niño puede aprender con vivacidad y sencillez las complejidades de causa y efecto. Es muy importante que vaya conociendo una buena gama de juegos y materiales para enriquecer mejor sus experiencias. Los niños no tienen las facilidades de aprender que tienen los mayores al tener a su alcance el teatro la radio , la lectura , etc.
La imaginación que podemos desarrollar y educar en los niños por medio del juego es la misma que el día de mañana utilizará para proyectar edificios, diseñar piezas industriales o de decoración, etc. Necesita de esta gimnasia .
El niño, al jugar, imita, lo cual es un producto secundario de la curiosidad. El pequeño sólo seleccionará para su realización, al que capte su interés , en lo cual, su imaginación juega un gran papel . Y si imita, le hemos de poner cosas buenas delante, empezando por nuestro comportamiento .
Si los padres y educadores son capaces de observar a su hijo teniendo en cuenta que el juego es su vida, empezarán a ver el juego de una forma bien distinta a su creencia de que éste es pura diversión o una enfermedad del propio hijo.
Jugar ha de ser divertido. Un juego educativo que hayamos comprado, puede no ser divertido y, si no hay diversión, difícilmente habrá aprendizaje . El niño sabe bien lo que le gusta y lo que no, y no le convenceremos de lo contrario.
El juego le permite al pensamiento acciones espontáneas y eficaces para enriquecer las estructuras que posee y hallar nuevos caminos, nuevas respuestas, nuevas preguntas.
Un niño que necesita conocer el mundo desde sus posibilidades, y un docente que necesita conocer al niño, tienen en el juego un espacio que permite actos conjuntos , integradores. Este espacio favorece, además, la vivencia y la reflexión.
El juego ocupa, dentro de los medios de expresión de los niños, un lugar privilegiado. No se puede considerar sólo como un pasatiempo o diversión. Es, más que nada, un aprendizaje para la vida adulta. El mundo de los juegos tiene una gran amplitud, existiendo en cantidad inagotable.
Jugando, los niños aprenden las cualidades de las cosas que maneja; ve cómo el papel se deshace en el agua , cómo el carbón ensucia, que las piedras son más duras que el pan, que el fuego quema, etc...
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Desarrollo del niño a través del juego
El juego se convierte en una actividad importante en estas edades, siendo un medio a través del cual el niño refleja activamente el medio que le rodea y se compenetra con la vida circundante, a la vez que se convierte en un elemento de asimilación de hábitos de vida en colectivo para la formación de cualidades psíquicas y particularidades de la personalidad, se desarrolla cualitativamente la actividad intelectual, hay un cambio radical en el pensamiento del niño que va a pasar de la realización de tareas mediante acciones prácticas, al uso de imágenes que van a sustituir los objetos reales y con los que opera en el plano interno. La actividad del juego es propia de la edad preescolar, pero va evolucionando en la medida en que el niño se enfrenta a la actividad.
En su evolución el juego va: - De un juego con pocos niños, a juegos en grupos numerosos. - De grupos poco estables, a grupos con mayor estabilidad. - De juegos sin temas, a juegos con temas. - De una serie de episodios pocos relacionados entre sí, a un desarrollo planificado de un tema. - De un reflejo de la vida personal y del medio circundante más cercano, a hechos de la vida social. Los indicadores que se toman en cuenta son: carácter de las acciones, adopción del rol, utilización de objetos y relación con los coetáneos, tomando en consideración cinco niveles de juego.
lunes, 20 de agosto de 2012
domingo, 19 de agosto de 2012
“LENGUAJE MUSICAL”. Este recurso es muy apropiado para comenzar el curso repasando conceptos básicos de lenguaje musical necesarios para leer las partituras y comprender mejor las obras que interpretamos. Son presentaciones interactivas de los diferentes elementos del Lenguaje de la Música, muy divertidas ya que os lo presentan los protagonistas de la gran Ópera de Mozart “La Flauta Mágica”.
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viernes, 17 de agosto de 2012
Revista musical chilena
versión impresa ISSN 0716-2790
Rev. music. chil. v.50 n.186 Santiago jul. 1996
doi: 10.4067/S0716-27901996018600012
Olivia Concha Molinari. La primera infancia y la música. La Serena, Facultad de Humanidades, Departamento de Música, Ediciones Universidad de La Serena-Chile, 1996,74pp.
El libro de Olivia Concha Molinari es sobrecogedor para todos quienes se interesan o están comprometidos con la educación musical infantil. Educadores y estudiantes de pedagogía, orientadores, padres y apoderados, autoridades educacionales, directores de colegios, jefes de unidades técnico-pedagógicas y académicos universitarios, con la lectura de La primera infancia y la música seguramente sentirán fortalecida su fe en la educación, como única opción participativa y creadora de bienes culturales cuya consideración valórica hace crecer, proporciona felicicad y dignifica al hombre. Porque la autora postula una educación que, desde los inicios de la niñez, integre la música no sólo con el resto de las artes, sino con todos los lenguajes expresivos- que están presentes también en asignaturas técnicas y científicas-, de tal manera que vivenciando sonidos, trazos, colores, gestos, movimientos; haciendo arte con pinturas, greda, instrumentos musicales o materiales "cotidiáfonos", y a la vez con la quietud y el silencio, el niño devenga en un ser intrísecamente feliz, crativo espontáneo, seguro de sí mismo, solitario, veraz, libre para aceptar y equivocarse, reconocer el mérito en los demás, indagar, expresar sus emociones y, en suma, para utilizar su afectividad y la razón, el pensamiento y la imaginación como actitud perdurable e integradora en el aula y en su entorno social.
De allí que Olivia Concha, a través de los seis capítulos que conforman esta documentada, cálida y oportuna publicación, que es al mismo tiempo necesariamente contestaria, insiste en la asiduidad de una interacción entre el niño y el marco macroacústico de la vida actual, la cual-señala-debe persistir después del jardín infantil hasta cuando el educando sea adulto. Desde esta interacción y con la intercesión de la educadora de párvulos, que asume el rol de mediadora entre el alumno y el mundo circundante, se asegura un clima de plena utilización de las situaciones de aprendizaje en las diferentes etapas evolutivas del niño. Esta mediación, efectuada indispensablemente en equipo con los padres, familiares y otras personas, según se explica en el libro, es la que optimiza la transformación gradual del estudiante en un ser social cuya personalidad esté apta para nutrirse de valores culturales y éticos, así como de aquellos que le proporcionan sentimientos de pertenencia e identidad.Nos es de extrañarse, entonces, que, aun cuando la educación por el arte- y básicamente por la música-sea lo consubstancial de este ensayo, sus fundamentos, propuestas, contenidos, sugerencias metodológicas y programáticas, sobrepasaen en ocasiones lo meramente musical o artístico. Ello otorga complexión a lo que sin duda es el leit motiv de la publicación: el respeto a la personalidad el niño, a su libertad y al desarrollo armónico con sus potencialidades.
Sería superfluo intentar una referencia a cada uno de los variados temas expuestos; creatividad y libertad, libertad y juego creativo; el espirítu agnóstico no agresivo; actividades flexibles y la realidad preescolar; el rol de la educadora de párvulos; la percepción, los medios y la identidad; ¿cómo se hace música en el jardín infantil ?; el sonido como gesto, como afectividad, como imagen..., junto a otros acápites, son expresados en una síntesis dinámica, profunda y convincente. Sin embargo, es seguro que más de algún lector podrá no compartir totalmente las observaciones y sugerencias de la autora, como es natural que suceda con un libro que contiene críticas y proposiciones dirigidas a modificar el estado actual de la educación infantil en Chile.
La primera infancia y la música se identifica con los principios de la Escuela Activa, en que el núcleo del proceso educativo- aprender haciendo- tiene su más alta siginificación en la atmósfera que se crea durante el diario contacto entre una personalidad y un grupo de personalidades.Afectividad, motricidad y creatividad, niño y vida, en concordancia con lo que afirma Olivia Concha, son constitutivos esenciales de los cambios que hoy se estudian para una reforma que debe comenzar el próximo año en la educación chilena.
Guillermo Cárdenas Dupuy
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